miércoles, 27 de abril de 2011

La niña del melocotonero

"Ya es la hora. Antes no me dejan salir al patio, el calor del verano en Sevilla es muy intenso, no quieren que pille una insolación; aunque a veces cuando todos duermen la siesta, yo, sigilósamente me escapo.
 La abuela está baldeando, para aplacar el calor acumulado en el suelo, así se resfresca el ambiente.
- Abuela, ¿me pelas un melocotón?
-Siéntate en el banquito a comértelo.
Disfruto del sabor de la fruta recién cogida del árbol, el jugo impregna mis manos y me corre por los brazos.....Ahora odio mancharme las manos."
Han pasado casi cuarenta años de aquello. Qué diferente ha sido mi vida a como la imaginaba bajo la sombra del melocotonero.....Hoy, cuando me siento abatida y golpeada por las circunstancias, vuelvo a cobijarme bajo su sombra, allí estoy segura.
Estamos terminando abril, y yo a miles de Kms. de distancia de Sevilla. Hace un año y dos meses que llegué a esta tierra, Georgia, precisamente llamada la del melocotón,(eso lo supe después de llegar) y justo aquí, hoy, me decido a escribir. No pretendo nada con esto, no quiero impresionar a nadie, porque nadie se interesó nunca en conocer y saber como yo siento y cual es mi realidad. Tan solo alguien muy especial fue capaz de atreverse a conocerme  y a emprender una batalla de la cual no salió perdedor, porque ahora tiene lo que nunca nadie tuvo de mi y para ese alguien, ya siempre seré "la niña del melocotonero".